El amor con razón es más amor

Creo que para las relaciones hay usar la razón y el amor (aunque digan lo contrario) tiene demasiada.

Uno sabe cuándo una historia puede traer problemas desde antes de iniciarla. Si la persona no ha resuelto sus problemas anteriores, si tiene pareja, si tiene problemas de inseguridad, en fin, a veces creemos que tenemos el poder de cambiar a la gente, o dejarle “al amor” que resuelva todo. Y ahí es que nos aferramos a todo como salvavidas y ahí es que creemos caemos en historias que terminan mal y pensamos que somos unos desdichados y que “el amor no sirve”. Pero, ¿verdaderamente es el amor el responsable o somos nosotros los que no miramos bien a quién le entregamos el corazón?

Cuando una historia termina pensamos muy a menudo que nunca volveremos a sentir eso, que no suspiraremos de la misma manera, que ya la idea del amor nos parece lejana, que jamás nadie volverá a hacernos sentir como “aquel o aquella”, que no podremos caminar sin recordarla, que sencillamente nuestra vida amorosa terminó junto con aquel adiós.  Pensamos que todas nuestras esperanzas se fueron junto con esa persona y pretendemos encontrar el amor de la misma manera y en el mismo sitio que lo perdimos. ¡Y así no funciona esto! Tendemos a confundir “amor” con todo por esa necesidad de “encontrar” o de “llenar” el vacío que otro nos dejó, o que nosotros tenemos porque no nos amamos. Confundimos amor con gusto, con atracción,  con necesidad, con miedos, con vacíos, con placer, con sexo, con compañía en fin, con todo lo que no tenemos o no hemos resuelto y queremos que otra persona no los dé. 

Lo cierto es que una vez algo termina, tenemos que estar consciente que nada será como antes, porque lo que pasó obviamente nos dejará lecciones. No podremos amar de la misma manera, porque todos los fracasos nos llevan a amar mejor, y porque cada persona es distinta y nos enseña nuevas maneras y perspectivas del amor. Nunca encontraremos el amor en el mismo camino que nos soltaron. Nunca nos harán sentir de la misma manera, porque cada persona expresa su amor distinto porque todo se supone que sea mejor. Pensar que el amor termina cuando una relación termina es inmadurez. La vida sigue, no se detiene (aunque pensemos en ese momento que todo se detiene a mirarnos llorar).  

Hay que abrir los ojos bien, y los ojos del alma es a lo que me refiero.  Cambiar nuestra mentalidad del “amor que sufre” por el “amor que nos transforma”. Cuidar a quién le damos las llaves del corazón y con qué ligereza le decimos te amo a quién nos alborota las ausencias. El amor es más que una mera compañía, es un cómplice de vida que te da la mano,alguien con quien aprender de todo. Si algo terminó, hay que tener la valentía de llorarlo y de seguir caminando… de amarse en primera y de no pretender que con cualquiera se olvida, sino con uno mismo. No atarse a personas con el fin de cambiarlas, saber por qué se ama, entender ese amor. Finalmente, amar es lo mejor que le puede pasar a una persona, pero amar de verdad, con reciprocidad, con ese amor que nace de uno mismo y llega hasta el alma del otro.

Eso era, sean felices.

Por mi amiga Mariani Sierra Villanueva desde Puerto Rico =)

Ni sumisa ni devota... Libre, Linda y Loca =)

Hola loca, espero que te haya gustado el blog y vuelvas pronto, con todo el cariño de una loca a otra =)